Libros de Cynthia Breeding

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Autor: USER

Temática: General

Descripción: 6Capítulo 1Inglaterra, 1814 —¡Uy!—Elizabeth Townsend aterrizó sobre su trasero en una mancha de barro y nieve derretida que hacia el sinuoso camino a través de los bosques de Northamptonshire traicionero. Hizo una mueca mientras su caballo se dirigía al galope a su casa sin ella. Su tío, el conde de Dewberry, no estaría feliz de ver a uno de sus premios andaluces llegar al establo echando espuma por la boca y sin jinete. Probablemente no debería haber tomado a la yegua, pero era un día tan maravillosamente cálido con el toque de la primavera a la vueltade la esquina.Y también erala época de celo.El gran ciervo demuchas astashabía saltado desdelos árboles, asustando alcaballo hasta encabritarseal tiempoque Elizabethreunía lana. Ahora aquí estaba, en un charco mojada con su traje de montar de terciopelo marrón, sin duda, arruinado.Se mordióel labio. El tío James y la tía Catherine habían sido amables enacogerlacuando sus padres murieron en un accidente de carruaje, poco antes de las navidades. Habían sido generosos en el suministro de su armario, la Condesa dijo que los vestidos de lana simples que Elizabeth había usado como la hija de un simple vicario no serviría, sin embargo, el Conde tenía dos hijas que necesitarían numerosas batas y vestidos de día cuando se mudaran a la ciudad para la Temporada. Elizabeth no quería ser una carga adicional.Los golpes de cascosde un caballo galopando sonaban de la dirección en que ella había llegado. Elizabeth se puso de pie, pensando en buscar refugio detrás de un árbol y luego gritó mientras trataba de poner el peso en el pie derecho.El caballo salió en la curva y patinó hasta detenerse bruscamente, expandiendobarro cuando el sorprendido jinete se deslizó de la silla.—¿Está bien? ¿Qué estáhaciendo aquí sola?—Estoy …¡Ay!—Ella hizo una mueca cuando cautelosamente trató de poner su pie en el suelo otra vez.—¡Que canallasoy!—Con tres pasos largos, él estuvo a su lado, un fuerte brazo alrededor de su cintura, apoyando su peso contra su muslo y aliviando el pie de cualquier presión.Elizabeth se quedó sin aliento. Nunca había estado un hombre tan cerca de ella, bueno, papá, por supuesto, pero …Levanto la mirada a esos ojos tan verdes como

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